SLAGMAUR (NOR) «Thill Smitts terror» CD 2017 (Osmose productions)
Por Daniel Ureña Cruz
Seis temas (más intro y outro) son los que componen esta magna obra llena de oscuridad y malicia al borde de la música clásica, a la que el Avant-garde sirve de perfecta excusa. Y es que los sonidos orquestales puestos al servicio del black metal terminan por crear un combo melódico donde la dureza del estilo pierde su esencia pero gana notablemente en carácter épico, aspecto también muy propio del sonido más primitivo. Así, “Thill Smitts Terror” posiciona a SLAGMAUR como una banda curiosa, llena de todo tipo de movimientos musicales, alternando aspectos incluso del gótico en diversos coros más cercanos a dicho estilo que al black. Pero no nos engañemos, pues como hemos indicado al inicio de este texto, la malicia propia del género frío por excelencia sigue intacta, con elementos propios del terror más clásico e incluso del teatro oscuro.
Abre el álbum “Innferd”, una introducción al más puro estilo Wagner (desvincular la música clásica del black es tarea prácticamente imposible) para pasar a riffs lentos, pesados, contundentes, que incluso a la fuerza de la diabólica voz se aplican aspectos industriales en “Drummer of Tedworth”. El resultado es un corte pausado, lleno de una fuerza doom-black con toques góticos. Aun siendo noruegos, contemplamos ante nuestros ojos que su sonido queda lejos del de aquellos DARKTHRONE o MAYHEM, más clásico y a diferentes etapas.
Le sigue en orden “Werewolf”, donde continuamos con la atmósfera que ha caracterizado hasta ahora el breve recorrido. No obstante, pronto se rompe el ritmo al aparecer en escena un canto llano que dota al tema de una impresionante entereza (volveremos a escucharlo en “Ja Vi Elsker Dette Landet”). Aún así, y es algo que nos va a acompañar ya durante todo el plástico, persiste cierta distorsión industrial en un sonido sucio, vasto, frío. Pocos cambios de ritmo y una línea argumental a base de oscuridad son las tónicas que continúan presentes en un disco que, aunque lento y aparentemente repetitivo, suena fresco, muy fresco.
Con “Bestemor Sang Djevelord” nos encontramos un tema más clásico dentro del black metal, aún teniendo en cuenta su producción actual. No obstante, durante el primer cuarto aparecen diversos sonidos orquestales que dotan al tema de fuerza y melodía, alejándolo de ese sonido más primitivo. Al igual ocurre con “Hekeskritt Og Djevelritt” de inicio 100% BEHEMOTH, para pasar a riffs lentos con cierta melodía ascendente, o “Hansel Unt Gretel”, marcada por el mismo patrón que “Bestemor Sang Djevelord”. Si bien en este último corte los elementos orquestales no son tan acusados, lo que termina por ser posiblemente el corte más black clásico del disco. Punzadas de dolor que se clavan en nuestros oídos al enfrentarnos a riffs perfectamente coordinados con baterías pesadas.
En “Ja Vi Elsker Dette Landet” tenemos la misma tónica que anteriormente, pues bien parece que el largo se divide en dos grandes bloques, más cercano al experimento industrial—black para pasar a sonidos más puristas. En esta ocasión tenemos un perfecto combo Avant-garde entre voces desgarradas, sonido blacker y melodías llenas de atmósfera, combo que muy posiblemente permite identificar este tema como el mejor del disco.
Para culminar y cerrar la grabación, una outro al modo clásico (que más bien parece la intro invertida) nos aporta el colofón necesario para tranquilizarnos y saber degustar un álbum cuyas mejores bazas son su original sonido y tempo de temas. Aquí no vamos a encontrar un álbum con velocidades de vértigo (como BLACK DAWN). No, aquí vamos a escuchar composiciones elaboradas aunque en diversos pasajes algo monótonas (pero frescas), remedio para lo cual la inclusión de elementos clásicos es fundamental a destacar. Indicar para terminar que SLAGMAUR ya poseen dos álbumes anteriores en el circuito musical, además de algunas grabaciones iniciales que fijan la trayectoria de una banda cuyos anteriores derroteros eran más cercanos al black melódico bajo el nombre de NORSKE SYNDER. En definitiva, se trata de un plástico ameno y para el que su disfrute no es exclusivamente necesario ser un acérrimo fan del género de los clavos y las caras pintadas.