SYNTHETIC (GBR) «Clepsydra: Time Against Infinity»
Rock of Angel Records, 2020
Otra de las bonitas palabras que tiene el castellano, aunque, en esta ocasión, su origen es griego: Clepsidra, compuesto por kléptein, “robar”, e hydōr, “agua”. Se utiliza para describir un reloj de agua o cualquier otro mecanismo destinado a medir el tiempo mediante el flujo de un líquido hacia o desde un recipiente graduado. ¡Colorea y enriquece tu vocabulario con Teo!
Activos desde 2014, los británicos SYNTHETIC nos presentan su segundo larga duración, con el evocador título de “Clepsydra: Time against Infinity”. Británicos, sí, pero multiétnicos; tenemos un bajista americano, dos griegos (a la voz y a una de las guitarras), el otro guitarrista es neerlandés… de cómo se han llegado a juntar en Cambridge, pues eso ya es otra historia, que cada uno se la imagine como quiera. Pero mientras tanto, dejemos que el agua fluya a través de la clepsidra y si tenéis una hora, sí recomiendo que disfrutéis de este disco.
La sutil introducción del disco, “Time against Infinity”, es una delicada composición de teclados, con unos breves coros femeninos y se balancea entre lo etéreo y lo ominoso. Y entramos en materia, el grave sintetizador con que inician “Grateful ignorance” da paso a una banda que entra completamente a la luz, dinámica y potente. Se podrían encuadran los primeros sonidos como de Death Metal melódico, con una voz por parte de Sterge B que me lleva a recordar las ásperas vocalizaciones de Robb Flynn, aunque no todo es tan seco, de hecho, demuestra un enorme control y una capacidad sobresaliente para cantar también nítido y potente. El tema apenas dura cinco minutos, pero hay tantas cosas, tantos detalles, tantos matices, tantas atmosferas y tantos ambientes que parece una obra más larga. Del mismo modo, “Slipwalk”, tiene una instrumentalización que sigue la afilada senda del Death melódico con unas interesantes cabalgadas rítmicas suavizadas por las intervenciones de los teclados, omnipresentes a lo largo de toda la obra. No estamos hablando de unos derroteros más hard-rockeros, pero sí planteamientos musicales menos extremos al Death puro. Y la verdad, es que lo hacen muy, pero que muy bien.
De nuevo, un melancólico piano nos abre “Shades of Tomorrow” que pronto cede el protagonismo al resto de la banda, firmando un excelente tema con un estribillo perfectamente construido. La pregunta que siempre se me plantea en bandas de este tipo, con unos teclados tan brillantes en la mezcla de estudio, es ¿Cómo se podrá defender esto en directo, dónde la batería, el bajo y las guitarras acaparan enteros en la mezcla? Los teclados tienen la suficiente presencia para que Hal Smith no se aburra en un concierto y son un elemento que redondea los temas y les añade un matiz enriquecedor. Si volvemos a disfrutar de conciertos en vivo, SYNTHETIC será una banda que hay que ver para comprobarlo. A pesar del potente y acelerado inicio de “Hostile Design” la banda no se desmanda y avanzan hacia unos interludios donde los teclados dan la réplica perfecta con un puntazo orquestal, lo suficiente para ofrecer unos cálidos matices, pero sin hacer una deriva total hacia el Symphonic. Y, sí, por favor, escuchar la dinámica batería de Argyris Thomoglou y como domina el doble bombo.
Tanto en este tema, como en el siguiente “Clepsydra”, Sterge B llega a cantar con una voz nítida y de un buen gusto increíble. Me hace recordar, salvando las distancias, lo grandes que eran los QUEENSRYCHE, cómo cantaba Geoff Tate y lo enorme que era aquel “Silent Lucidity”: arreglos de cuerda, vocales femeninos… Eran otros tiempos, 1990, así que he pasado la prueba del algodón, me he vuelto a escuchar el tema de los de Seattle, y, en efecto, era tal como recordaba, y, en efecto, los de SYNTHETIC lo han clavado. ¡Ah, el tiempo! ¿Y qué decir de “Autum Scars”? Si no tiene la misma, o parecida, secuencia y construcción de acordes del “Say Just Words” de los PARADISE LOST, pues… ¡escucha, escucha, porque los de Cambridge también te van a dar lo tuyo! “The Road to Salvation” se desata como una lucha contra el crono, aunque guarda una serie de momentos melódicos realmente brillantes. Del mismo modo que “Crimson Farewell” con unos teclados y una base rítmica tan sólida que podrían sostener el mismísimo Empire State Building. Siete minutazos que nos enrutan hacia la parte final con “Into Oblivion”, menos Death y más melódico, que no solo de agresión vive el hombre. Y para cerrar, “Cage of Hopes” con ese inicio de guitarras reverberantes y con otro fantástico y bien construido estribillo que, a buen seguro, levantará a la audiencia.
La clepsidra, el burdo intento humano de aprehender algo tan intangible como el tiempo. Como decía Jorge Manrique: nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. ¡Ah, el tiempo, el agua y el morir! ¡Quereos un poquito, reservaos una hora de ese tiempo y degustad este “Clepsydra: Time against Infinity” de los británicos SYNTHETIC!
Puntuación
Nota - 9
9
Nota
La clepsidra, el burdo intento humano de aprehender algo tan intangible como el tiempo. Como decía Jorge Manrique: nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. ¡Ah, el tiempo, el agua y el morir! ¡Quereos un poquito, reservaos una hora de ese tiempo y degustad este “Clepsydra: Time against Infinity” de los británicos SYNTHETIC!