THERION (SWE) «Leviathan»
Nuclear Blast Records, 2021
Qlippoth es una palabra hebrea que se refiere a los regentes de la maldad, dentro del cuerpo de enseñanzas místicas del judaísmo como la Cábala o la Gematría. Dicho concepto se refiere se refiere a la emanaciones malignas en contraposición a las sefirot benévolas de Dios. ¡Colorea y aprende con Teo!
¿Y por qué el Qlippoth? Porque fue lo primero que me pude agenciar de THERION por estos lares. Ya los conocía de su anterior lanzamiento, el “Symphony Masses: Ho Drakon Ho Megas” del 93 de una crítica de la Metal Hammer, pero hasta que pude echarle mano y orejas a la banda tuve que esperar al siguiente lanzamiento, el “Lepaca Kliffoth” del 95. Eran otros tiempos en que el uso de Internet no estaba tan institucionalizado, y es lo que tiene vivir en un villorrio. Pero los amé desde aquel disco. Para mí, fueron CELTIC FROST los que lo reventaron todo con su “Into the Pandemonium” y en mi búsqueda por una banda que se acercase a los suizos, di con los suecos. De hecho, su nombre es claro homenaje al álbum de los primeros “To MegaTherion”.
Tropecientos años después, aquí estamos con el “Leviathan”, el décimo sétimo lanzamiento de THERION. ¿Qué hay de nuevo, qué hay de sorprendente? Pues todo y nada. La banda es una de esas que lleva décadas en la música y parece no sacar álbumes malos. “The leaf on the Oak of Far” abre y enseguida te das cuenta de que siguen siendo los mismos. Una voz femenina procesada (tranquilos, nada de Autotune en plan reguetón ratonero) y la misma potencia de siempre, coros grandilocuentes, sinfonismo a raudales. Y la fiesta sigue con el siguiente tema, “Tuonela”. Algo han conseguido y es ser capaces de mantener esa esencia sinfónica y, a la vez, componer unos temas que tienen gancho. Hay riffs heavies por todos los lados, una base rítmica potente, teclados, coros, pero ¡coño, que tienen gancho! Claro ejemplo es el pesado arrastrarse al inicio de “Leviathan”, pero entonces entran todo ese coro de voces y el tema entra en otra dimensión: solemne, mágica y cuando aparece la voz de Lori Lewis, sublime y celestial.
¿Y qué podemos decir de la cálida “Die Wellen der Zeit”? Si este tema no te estremece hasta la médula, pues es que estás muerto. Y pisamos acelerador con la veloz y cabalgante “Azi Dahaka”; influencias arábigas, vocales a contrapunto, preguntas y respuestas, como “El Fantasma de la Opera” en versión persa. Nada de sorpresas y, aun así, una tras otra van cayendo y todas me enganchan y me fascinan, como “Eye of Algol”, donde volvemos a la grandilocuencia de los coros masculinos y la brillante y altísima voz femenina. Si es que escuchas dos notas y ya sabes que son THERION; identidad ante todo. Otro pelotazo entre el medio tiempo y la “balada” es “Nocturnal Light”. Y como de subidas y de bajadas va el asunto, la banda ataca con “Great Marquis of Hell”, más heavy, menos orquestal, pero igualmente brillante en la parte de los estribillos.
“Psalm of Retribution” se envuelve en un halo más oscuro, más mistérico; no por nada hacen referencia al séptimo de las Qlippoth, los cuervos en dispersión y que responden al nombre de A’arab Zaraq (anda mira tú que coincidencia, como el sexto álbum de la banda; que chiquillos estos). Continúan con la maidenesca “El primer sol” y sí, se atreven a cantar los estribillos en español. Van cerrando con la desesperada vocalización de “Ten courts of Diyu” que se suaviza por una sublime instrumentalización, aunque igualmente dramática.
Como ya he dicho, poca sorpresa por aquí. Por fortuna, eso también hay que decirlo. THERION se han construido su propio nombre a base de trabajo, de identidad y de un sello personal. A estas alturas no van a reinventar la rueda, pero es de agradecer que años después (bastantes años después) de que leyese la crítica del “Symphony Masses” y consiguiese agenciarme el “Lepaca”, la banda sigue en su línea. Parece que son incapaces de sacar un disco mediocre. ¿Habrán descubierto alguna fórmula magistral estudiando la Cábala? Porque de Qlippoth, de A’arab Zaraq y demás historias del misticismo judío saben un rato. De eso, y de hacer grandes discos de metal sinfónico. Al “Leviathan” me remito.
Puntuación
Nota - 9
9
Nota
Como ya he dicho, poca sorpresa por aquí. Por fortuna, eso también hay que decirlo. THERION se han construido su propio nombre a base de trabajo, de identidad y de un sello personal. A estas alturas no van a reinventar la rueda, pero es de agradecer que años después (bastantes años después) de que leyese la crítica del “Symphony Masses” y consiguiese agenciarme el “Lepaca”, la banda sigue en su línea.