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ANTICHRIST (SWE) «sinful birth» CD 2017 (I Hate Records)

Por Daniel Ureña Cruz

Analizar este álbum supone palabras mayores, muy mayores, y no precisamente por el estilo que contempla, un thrash-speed sucio, violento y a la yugular. No es que aquello que vayamos a escuchar sea notable en originalidad, no, pero, ¿para qué la queremos o necesitamos? ANTICHRIST suenan como tienen que sonar: a una fusión perfecta entre POSSESSED, DEATHROW, MORBID SAINT, SLAYER y MUTILATOR. Y no exageramos si afirmamos categóricamente que así es: old school total, lejos de artificios de producción que están acabando con la escena thrasher de manera progresiva, convirtiéndola en una tabula rasa sin personalidad propia. La razón radica en que parezca que miembros de las citadas bandas son los que formen este combo de velocidad sonora en una dimensión paralela, bandas ya más que consagradas en la escena extrema. Aquí se han unido las fuerzas para invocar al anticristo musical y no dejar títere con cabeza, y desde luego apostamos a que lo consiguen con creces.

Desde Suecia nos traen su segundo trabajo (seis años después), tras las buenas críticas cosechadas con “Forbidden World”. En esta ocasión se continúa la estela agresiva que caracterizó hasta el momento su discografía (poseen algunas grabaciones más además del primer largo), y desde luego agradecidos eternamente quedamos. Da gusto ver cómo siguen existiendo bandas activas que, a pesar del cambio de los tiempos, mantienen la verdadera esencia y filosofía del thrash-speed como una fiesta oscura y salvaje, con composiciones directas, alejadas de rítmicas complejas y repletas de arreglos de estudio. En una escena agotada por sonidos idénticos en mil bandas distintas, este es el rumbo que actualmente necesita el thrash, el speed, y cualquier género rápido que se precie. Así, sí, volvemos a los orígenes.

Ocho cortes componen esta magna obra al horror, a la oscuridad más despiadada que comienza con la intro “Instruments of Sadism”¸ toda una declaración de intenciones que ya nos vaticina el posterior desarrollo del álbum. Muy pronto entran en escena las instrumentaciones: redobles violentos de batería a manos de Sven Nilsson, un bajo que construye una grave maquinaria mediante el golpeo de Gobbe Henningsson y unas guitarras afiladas desde el más allá por Filip Runesson y Gabriel Forslund. La voz queda relegada a un lugar especial, pues bien parezca que estemos escuchando a un Tom Araya en su mejor momento (primera etapa de SLAYER), lleno de crudeza, odio, agresividad e impotencia. “Savage Mutilations” nos introduce en una espiral de violencia y velocidad, con rítmicas muy acordes incluso al black-speed, pero quedándose más en el segundo que en el primero (la voz hace acto de presencia en el primero estilo: black primitivo). Continuamos con “The Entity”, de inicio más heavy-speed hasta la llegada de una voz extrema que nos devuelve a la tónica musical del primer corte, sospechando (y confiando) que el resto del largo se encuentre en la misma línea, como nos demuestra la posterior “Under the Cross”, 100% POSSESSED al registro “Seven Churches”.

“The Black Pharaoh” continúa la estela de la velocidad inicial, con rítmicas primitivas y registro vocales aún más extremos. No obstante, justamente hacia la mitad del corte SLAYER vuelven a hacer gala (sobre todo en baterías) para dar paso a riffs más pausados con una abismal herencia heavy (atención a los solos) para terminar con un thrash a la antigua usanza. El corte que da título al plástico, “Sinful Birth”, se constituye como uno de los más destacados. De comienzo clásico hacia la caña, inminentemente comienza el atropello sonoro al más puro estilo metal extremo primitivo, sin descanso, pura velocidad. Incluso pueden encontrarse influencias puntuales de los primeros VENOM o HELLHAMMER, aspectos que realmente atañen a todo el largo.

“Burned Beyond Recognition” recoge la mayor influencia del speed-thrash alemán y americano, aunque con toques oscuros en su estructura. Velocidad con punteos ideales para cicle pits en directo, muy en la línea de EXODUS y del thrash más violento y puro. “Chernobyl 1986”, penúltimo tema del disco y el más extenso del mismo, entroncado en una instrumentación pausada y llena de punteos heavy, aunque como siempre, manteniendo esa esencia oscura y asfixiante. No obstante, muy pronto entran en juego rítmicas speed que pueden darse la mano con un punk oscuro: dejarse el cuello aquí es fácil si nadie lo detiene, incluyendo incluso elementos progresivos en guitarras cercanas a CORONER.

El cierre del trabajo está a merced de “Fall of the Temple of Solomon”, en la línea pura de SLAYER. Poco más que añadir: es un tema directo, sin complicaciones, perfecto para dejarse la vida en él y con él, que introduce elementos nuevamente progresivos en sus guitarras y que le dotan de un cierto aire fresco en el cómputo total del trabajo.

“Sinful Birth” es un álbum muy recomendable de escuchar para todo quien guste del old school más radical y directo. En este plástico vas a encontrar velocidad, baterías asesinas, guitarras como cuchillas, un bajo torturador del oído que consigue ser escuchado durante toda la trayectoria musical y una voz que terminará por hacerte pensar en qué momento estás escuchando SLAYER y en cuál ANTICHRIST. Muy recomendable la vuelta al old school más salvaje y primitivo en un momento en que bandas de este calibre están siendo camufladas bajo la óptica del “nuevo thrash”, con esperanzas puestas sobre todo en el actual nivel del black-thrash más veloz (SLAUGHTERED PRIEST y similares).

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