CLOAKROOM (USA) «Time well» CD 2017 (Relapse Records)

Por Juan Angel Martos

Desde Indiana nos llega el nuevo álbum de CLOAKROOM, “Time Well”, editado a través de Relapse Records e inspirado en un viaje emocional y sentimental por los paisajes que nos dejan su tierra. El trío formado por Doyle Martin en voz y guitarra, Brian Busch en la voz y percusión y Bobby Markos al bajo, nos presenta un álbum extenso, repleto de paisajes mentales donde el shoegaze, el rock o el stoner y el doom aparecen en determinados momentos para crear un cóctel emocional muy intenso.

“Big World”, ha sido el primer single que lanzaron de adelanto, repleto de un shoegaze melancólico y triste pero con un toque grunge en la distorsión de las guitarras que le aportan una luz diferente. Pero CLOAKROOM, tiene ese toque oscuro del sludge o del doom como las guitarras iniciales de “Gone But Not Entirely” o “Seedless Star”, perfectamente acopladas con unas melodías mágicas y una voz sosegada que te transporta a un idílico sueño donde flotar en tu propio universo. Pero también construyen temas muy variopintos entre si, como “Concrete Gallery”, con unos riffs iniciales que me recordaron a NIRVANA, pero rápidamente dotan de una melodía mágica a su estructura, que se desarrolla en una letanía eterna y repleta de matices, con un toque MELVINS, como en “Sickle Moon Blues”, medio tiempo que se debate entre la distorsión y las atmósferas nocturnas, guiadas por etéreos pasajes instrumentales muy oníricos, un temazo.

“The Sun Won´t Let Us Go”, camina lentamente sobre una guitarra acústica, un medio tiempo perfecto para el calor o para dejarte llevar por las emociones que transmiten con un ritmo y una melodía repleta de delicadeza. “Time Well”, tema que da título al álbum, tiene ese toque sureño en su música, que te atrapa y te hipnotiza con una atmosfera muy particular, recreada por la sencillez y una voz melosa y susurrante. “The Passenger”, cierra el álbum en un idílico retiro de casi diez minutos, donde CLOAKROOM difunde su música, sus estilos y todo su potencial compositivo, en un tema muy completo y cambiante, donde cada instrumento desarrolla su alma hasta el infinito, un temazo.