Por Nuel González
Directos desde California, Estados Unidos, intentan sorprendernos con su breve EP de presentación la banda DAWN OF MORGANA. “Revelations” es un ligero trabajo que condensa con satisfacción los cánones modernos del metal sinfónico.
Con únicamente tres partes el disco elabora con delicadeza el contraste agridulce del estilo operístico con la rasgadas provocaciones guturales. En una concepción cercana al metal gótico la entramada sinfonía sabe decantarse con pasajes puros y suspicaces, siendo la principal motivación del grupo para alcanzar el clímax sonoro al menos en su canción de presentación, ya que con clara facilidad mezclan la indecencia extrema del death metal, habiendo una simbiosis no del todo equilibrada en protagonismo pero sí a nivel de continuidad musical.
Blast beat por doquier y riffs bastante salvajes que alcanzan una sonoridad desmesurada, incluso contraproducente para una orquestación que pretendía lucirse con contundencia. Si bien en el primer tema homónimo lo sinfónico parece un elemento primordial, las dos temas venideros confirman que la brutalidad sobrepasó lo idóneo en una banda que, sin duda, da a entender en sus formas que pretendía homenajear a los clásicos del género, pero termina desvariando en la mezcla de death y ópera que a priori parece indisoluble.
Ambos panoramas se comprenden como piezas separadas y esto evita una fusión al estilo Fleshgod Apocalypse, de ahí que su solvencia melódica se separe un poco de lo convencional, pero también le resta ese sentido global a su música, de poco sirve tener toda una familia instrumental cordófona si en la producción los dejas anclados a un plano terciario.
Otro participante a tener en cuenta es el piano, siempre agradable para el oído pero cansino en su fórmula, retrocediendo continuamente en ese concepto compositivo que se niega a avanzar con el tiempo, mostrando su línea anticuada de escasas notas melancólicas.
Desde luego que la oferta sorprende por la dualidad genérica pero no logra convencernos con su desdén por la medición correcta, olvida aquello que es imprescindible y refuerza elementos que ya de por sí son bastante descarados en su presencia. No es ni aburrido ni erróneo en cuanto a propuesta, pero se echa en falta un poco más de cordura.
