DEATH TRIBE (NDL) «Beyond Pain And Pleasure: A Desert Experiment» CD 2019 (Autoeditado)

Por César Luis Morales
Un exitoso eslogan de la marca de neumáticos Pirelli decía, hace años, que la potencia sin control no sirve de nada. Puedes conducir un dragster, pasar de 0 a 500km/h en unos cuatro segundos, pero si no hay unos buenos neumáticos para compensar, todo eso no sirve de nada. Acabarás estrellado en el arcén y tu cuerpo desparramado por los últimos metros de la pista.
DEATH TRIBE y su primer larga duración, “Beyond Pain and Pleasure: A Desert Experiment”, publicado en febrero de este año, son como ese dragster pero sin las ruedas adecuadas. Para que nos entendamos, DEATH TRIBE es un proyecto musical comandado por Anthony Kaoteon (nacido Anthony Assaker en Beirut, Líbano, en 1983). Actualmente se encuentra afincado en Utrecht, Países Bajos. Si bien es cierto que uno no es de donde nace sino de donde pace, el nacimiento y primeros años de Assaker lo debieron marcar bastante (la Guerra Civil libanesa, las guerrillas de la OLP, la invasión de Israel…) y forjaron una personalidad que ha volcado en su faceta musical.
¿Y qué tenemos? Agresión y mala leche por doquier. Pero… como ya he indicado antes, la potencia sin control no sirve de nada. Para finalizar la formación de DEATH TRIBE, Kaoteon se ha rodeado de Mattias Landes (DARK FORTRESS) a la bateria y del bajista de OBSCURA, Linus Klausenitzer, quedándose él encargado de la voz y de la guitarra. Abrimos el disco con “Hollow”, mucho rollo Groove, mucha mala leche (demasiada), vomitando misantropía en cada verso, pero… Sigue con “Beyond Pain and Pleasure”, la cosa se pone más serie, con vocales más guturales, un híbrido entre estilos de música extrema que avanza como un búfalo cafre, pero… Ya con el tercer tema, “Implode Explode”, el asunto empieza a mejorar: la intro nos ofrece unos destellos de tecnicismo y melodía, al igual que el desarrollo del mismo, que si bien sigue ofreciendo agresividad en estado puro, lleva implícitas unas melodías más logradas. Ya se aprecian detalles e intenciones de llevar la música por otros derroteros, la canción está mejor construida y aparecen conatos de romper la monotonía de los dos primeros temas. “Neurotic Breakdown” sigue siendo inmisericorde metal, con nuevos brillos de tecnicismo (hay que decirlo, estos tres salvajes son unos músicos cojonudos, pero…). Ya podemos apreciar una mejor tarea compositiva, distintos ambientes, solos mejor construidos, pero el tema se corta abruptamente para continuar con “Psychopathetic”, que tiene un inicio estupendo para saltar a la misma dinámica del disco con desarrollos más complejos. Pero… es la conjunción adversativa que siempre me viene a la cabeza. Esto está bien, está bien grabado, aquí se aprecian detalles de buena composición, más allá está lo otro, pero… pero… pero… Siempre se me queda algo que no llega a cuajar, que no llega a generar un tema redondo. De hecho, el siguiente tema, “Death Blues”, lo que hace es romper la dinámica de agresión pura y dura para desarrollar una composición más clásica, más Heavy Metal, todo ello ayudado por los altísimos registros del vocalista invitado, Youmni Abou el Zahab de ASCENDANT. “Narcissist Bastard Nation” va arrastrándose hacia el final del disco con un inicio fangoso, muy Sludge, para pasar (como siempre) hacia una cabalgada de agresión, murallas sónicas, voces al límite de las cuerdas vocales, guitarrazos de aupa, pero sin un estilo definido. Dos temas más, “Nuclear Hate” (también uno de los más reseñables del álbum) y “Face the Facts”. Total, nueve temas y poco más de media hora de puñetazos sónicos.
Hay mucha versatilidad en este disco, son músicos experimentados, y eso se nota, pero… Versatilidad no implica coherencia. Como agresión, es un disco que rezuma dolor, frustración vital, ira, y un montón de emociones más en cada uno de sus surcos, gracias a la mente detrás de todo esto, Anthony Kaoteon (nacido Anthony Assaker). Indudablemente es un gran trabajo y se ha dejado huevos, sudor y sangre en este “Beyond Pain and Pleasure: A Desert Experiment”, pero… A mí por lo menos no me ha acabado de cuajar, pero… Hay que escucharlo por lo menos un par de veces y esperar que esa ira de Kaoteon cristalice como debe para escuchar un metal cojonudo.
Nota - 7.9
7.9
Nota
Hay mucha versatilidad en este disco, son músicos experimentados, y eso se nota, pero… Versatilidad no implica coherencia. Como agresión, es un disco que rezuma dolor, frustración vital, ira, y un montón de emociones más en cada uno de sus surcos, gracias a la mente detrás de todo esto, Anthony Kaoteon (nacido Anthony Assaker).