Por Santi Gzlez
Hubo un tiempo, cuando los titanes pioneros del death metal y del brutal death crearon esta historia, en el que si querías que te tuvieran en cuenta y los metalhead supieran de que palo ibas, tenías que acabar el nombre de tu banda en ATION. Sufijo que marcó la creación de la escena mundial en los noventa, o incluso antes, como en el caso de IMMOLATION.
Poco necesario me parece entrar en la biografía de una banda que tras 10 álbumes de estudio y de ser mitos vivientes del death metal, imitados hasta la saciedad, deberían apareces en los libros de historia entre otro puñado de maestros de esto que ahora nos remueve por dentro cada vez que ponemos un CD. De la misma forma que no habrá nadie que no haya escuchado su nombre, difícil se me hace pensar que no haya leído algo sobre ellos o escuchado su música, en cuyo caso ya todos estamos al tanto de lo que IMMOLATION son capaces de crear. Y este nuevo trabajo no es más que la décima presentación de lo que son capaces de crear.
De primeras, vuelta a su logo original, con el que editaron su primer trabajo. De segundas una portada que ya nos deja claro que su misión en este mundo es devastarnos con su música. Y de terceras un sonido apabullante, oscuro, gordo, dinámico, orgánico y milímetro, todo en uno para presentarnos una obra que es la reencarnación del death metal más retorcido y oscuro pero en el siglo XXI.
Muchas vueltas ha dado este trabajo en mi reproductor antes de ni tan siquiera empezar a escribir las primeras palabras para redactar esta reseña. Necesarias para mi disfrute pero innecesarias para realizarla puesto que desde la primera escucha es fácil darse cuenta de que IMMOLATION han regresado como IMMOLATION, sin más y 100%.
Este es pues un disco de death metal con riffs oscuros, retorcidos, guitarras dobladas, ambientes viscosos, medios tiempos en los que te abraza la agonía y velocidad con cuenta gotas para alimentar la pesadez sonora con violencia guitarrera. Es un trabajo de riffs, con temas vibrantes, con vida, con desarrollos de armonías disonantes de los que IMMOLATION son los maestros. Un trabajo en el que la voz de Ross Dolan no se mueve un ápice de su tono en todo el disco. Un trabajo de baterías que retuercen más aún los riffs y hacen que la base bajo batería te aplaste a su paso por los once temas que componen esta obra de obligada escucha y disfrute para los que crean que el death metal esta creado por violencia sonora en la cual no siempre la técnica tiene que abrazarlo todo. Aquí los riffs densos, rebuscados y de repetición mandan, las voces guturales monotonitas suenan a sus anchas y las baterías marcan el camino a una base grave demoledora.
