Por Santi Gzlez
Tercera obra completa de estos italianos presentada a través de Comatose Music, en lo que se me antoja la mejor obra de esta discográfica en lo que va de año!!!
Trabajo concebido como una obra conceptual, de tres capítulos, que nos introduce en las diferentes etapas que sufre un humano en su proceso de duelo. Ahondando en ellas el resentimiento y la vulnerabilidad humana. Mas que interesante propuesta lírica, y sobre todo curiosa, teniendo en cuenta el estilo que practican, no muy dado a estos menesteres psicológicos y si mas a la brutalidad de carnicería.
Para empezar bien, disfrutamos de una meticulosa y siniestra portada obra de Jon Zig, gran maestro de las covers con un estilo más que particular.
Musicalmente estamos ante un arma de destrucción masiva, ante una máquina devastadora, ante una bomba que sesga todo a su alrededor, ante una salvajada de dimensiones estratosféricas. Esto es brutal death técnico en estado puro, rapidísimo, más brutal que técnico, pero con una grandísima dosis de lo segundo, imprescindible para ejecutar estos riffs y para que tu cabeza se llene de estas estructuras. Todo en doce temas y en casi cuarenta y cinco minutos de duración. Algo normalmente impensable para un trabajo tan extremo, más dado a duraciones que ronden la media hora. Pero aquí no hay piedad, en sus tres cuartos de hora apenas tendremos cinco minutos de descanso, servidas más en forma de introducciones que en pausas en los propios temas, los cuales van a piñón fijo. Con una batería que es una delicia masacre. Las guitarras no descansan un segundo. Sin piedad, riff tras riff, los tenemos por cientos, por decenas en cada tema, a cual más violento, extremo, rápido y técnico. Siempre acompañados de armónicos que se clavan en tus entrañas. Solos que curiosamente cuidan ciertos aspectos melódicos y un bajo que pasando desapercibido deja su viscoso rastro de graves densos y milimétricos. Todos ellos sin prescindir de ciertas desarmonías que aún oscurecen más la taladradora sónica. Prestad atención a temas como «The Decaying Drama» de casi ocho minutos de duración, y con una estructura y un ambiente ya no solo extremo, sino tétrico también.
Si a esto añadimos los ultraguturales de Alessandro D’Antone, pues la brutalidad ya alcanza limites insospechados. Y es que aunque al principio el uso de sus guturales pueda parecer monótono en este trabajo, pronto nos daremos cuenta de que no puede ser de otra manera, esta música se «canta» así o así.
Todo ello con uno sonido a la altura de la música. De esas que utilizan explosiones de graves por aquí y por allí. Una batería quizás procesada en exceso pero no por ello sonando sintética, aunque si poco humana ecasiones, y con unas guitarras hirientes, gruesas, duras y obscenas, guarras pero con suficiente definición. Acompañadas de un bajo muy cuidado para que no enguarre toda esta delicia sonora de technical brutal death metal. No demasiado presente. Se escucha, sabes que está ahí, maltratando tus tímpanos pero cuidando el resultado final.
