Por Luis Martínez
Desde California nos llega este dúo que a través del sello nacional MEMENTO MORI edita su primer larga duración, después de un par de demos y varios “Splits”. RUIN es una banda formada en 1990, pero que tras su disolución un año más tarde, volvieron en 2015 con más fuerza que nunca para editar la gran mayoría de sus ediciones de estudio.
Formados por los músicos Mijail Jason Satan, que se encarga de las guitarras y voces, y Jason, a la batería. RUIN es una banda de puro y autentico Death Metal de la vieja escuela, donde predomina sobre todo la pesadez, la purulencia, la corrupción y el hedor a muerte. Lo que nos queda claro desde el primer tema es que la banda, no basan su música en una técnica depurada, aquí prima las atmosferas pesadas y la putrefacción hecha música. Una afinación verdaderamente baja en los instrumentos, lentitud en la ejecución de muchos de los riffs, una voz realmente vomitiva, desagradable y corrosiva. Sin duda, es una banda que casa a la perfección con las ediciones a las que nos tiene acostumbrados este excelente sello nacional, Death Metal pesado y de baja afinación, con voces oscuras y ambiente mórbido desde el primer riff.
“Drown In Blood” está compuesto de 8 temas los cuales tienen una duración media de 4 minutos, que nos muestran a unos músicos devotos del antiguo Death Metal, de corte europeo sobre todo, imaginemos a unos antiguos BOLT THROWER, antiguos AMORPHIS o ABHORRENCE, FUNEBRE,… o americanas como DISMA o AUTOPSY… para redondear y darle movimiento a la música le añadimos algún ritmo d-beat y Crust que, sin duda, casan perfectamente en este ambiente insano (“Sewer” o “Rancid Death”), aunque también hay momentos que me han recordado a los míticos IMPETIGO, por la forma simple, directa y tremendamente efectiva en la que se han compuesto los temas de este álbum. “Spread Plague Hell”, quizás sea mi tema favorito, por ese ritmo más rápido y el cambio a otros más Crust.
RUIN con este álbum debut nos ofrecen 8 temas muy entretenidos, donde el aroma a muerte se desprende desde el primer riff. Que nadie espere un prodigio de técnica y producción, no es lo que esta banda ofrece, aquí destaca el sonido verdadero, orgánico y real. “Drown In Blood” basa su fuerza en ser como un puñetazo en plena cara, lleno de podredumbre, hedor y descomposición.
