Por Nuel González
Las mixturas son lo mío, no hay nada que me excite más el oído que una buena amalgama de estilos y técnicas sacando la polvareda de unos indiscutiblemente armoniosos instrumentos. Para acallar mi mono de nuevo material heterogéneo tengo a mi disposición lo último de los barceloneses SOUL DEALER, “Holy in Your Head”.
Este reluciente álbum estrenado a finales de 2016 amolda en una única y compacta barbarie sonora el atractivo de lo añejo reforzado con la pluralidad artística que pocos artistas saben recrear.
La disposición a combinar diferentes elementos atractivos los lleva a combinar su fuerza virtuosismo con contextos melódicos pausados y ambientales, preludios de un desencadenante de buena potencia distorsionada y semi progresiva. Casi podría decir que veo en ellos parte del encanto de JAMES MURPHY, la solidez del material converge en un llamativo sinfín de notas que erigen una composición detalla al milímetro, con la producción clara y diáfana que logra repartir la intensidad y protagonismo con sus más ajustada simetría.
Aparte del thrash y del heavy que con claridad se perciben con una evolutiva presencia, en “Holy in Your Head” hay tal cantidad de matices enriquecedores que se me escapan de entre las manos. Las muestras de cultura metalera están dispersas en multitud de formas, mientras que en “Atheistic Children of Tomorrow“ resuena la distintiva épica del power más fantástico, con florituras corales incluidas, el pasaje vocal casi demoníaco que hay en “F.Y.R” posee el eco de los 80 y los 90, la cercanía al folclore con las guitarras clásicas presente en “Wake Up”, la agradable tranquilidad dinámica de “My Heart” que añora las baladas heavies de antaño, la introducción cinematográfica de “Liar Lies”… ¿No lo veis? Un no parar de pequeños regalos en cada tema que satisfacen plenamente la curiosidad, no tropiezan ni una sola vez y mantienen con eficacia la originalidad.
Un señor álbum que aúna con destreza la exigencia compositiva de un genio y el amor por la música que arde en el corazón de un oyente. Un verdadero ejemplo de cómo unificar diferentes escuelas sin perderse en incoherencias rítmicas y rebuscadas sinergias, todo fluye con una naturalidad fascinante. D-i-s-c-a-z-o.
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