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[CRÍTICAS] THY WORSHIPER (POL) «Klechdy» DOBLE CD 2016 (Arachnophobia records)

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Por Juan Angel Martos

Desde Polonia, aunque reubicados en Irlanda, nos llega una nueva entrega de una de las bandas clásicas de Europa del Este, THY WORSHIPER, “Klechdy”. Si con su anterior propuesta en forma de Ep “Ozimina”, me engancharon a su curiosa propuesta musical, donde mezclan folk, metal, black, death…, actualmente ellos mismos se definen como avantgarde metal y la verdad que este último trabajo gira por esos caminos donde el folklore se mezcla con atmosferas oscuras y lóbregas, donde el paisaje musical que nos proponen se envuelve en multitud de instrumentos, elementos paganos y pasajes donde el black enturbia nuestras mentes.

En activo desde 1993, han recorrido un largo camino, contando en su haber con varias demos, Ep y 4 discos, contando entre ellos esta última propuesta que proponen y editan a través de Arachnophobia Records, y de la que he de decir que en una primera escucha me trastocó un poco, pero que ha ido ganando con las sucesivas revisiones, aunque no es una música apta para oídos convencionales. Es un disco de larga duración, casi 80 minutos presentados en dos cd y el cual analizaremos a continuación.

“Gorzkie Zale”, inicia el álbum, con unos tonos tristes y atmosféricos dados por los riffs de guitarras y un bajo que envuelve la estructura. Como su nombre indica “Pena Amarga”, sería su traducción aproximada, ese sentimiento queda patente en la voz de Anna Malanz que prácticamente dirige la primera parte y la última. En la parte central, los ritmos tribales de Tomasz Grzesik (especialista en instrumentos folk, digerido, percusión, ocarina, darkuba…), marcan el cambio hacia la oscuridad, donde aparece los tonos rasgados y guturales de Dariusz Kubala y Marcin Gasiorowski, ambos también guitarras, para introducirnos de lleno en un bloque con toques progresivos y asíncronos. “Wila”, continua con la voz femenina, mientras la percusión de Bartosz Maruszak, le acompaña en una marcha por viejas landas donde la naturaleza es dueña y señor de todo ser humano, demostrándolo con una parte final más agresiva.

“Marzanna”, tiene un ritmo extraño, como si hubiésemos entrado en un aquelarre de brujas en pleno apogeo, caos, delirios y locura es lo que transmite este tema, tan original como extraño. Lo único que menos me gusta del álbum hasta ahora es el sonido de la batería (el cual lo veo muy artificial), Uno de los temas destacados del álbum por ahora, con constantes cambios de ritmo y un toque frenético, pero contando con partes místicas y sonidos extraños. “Halny”, es un tema misterioso, con toques progresivos y orientales, que va creciendo cada vez más, aunque es un poco raro de escuchar. “Post Coitum”, es un tema de folk puro y duro, donde maracas, violines, arpas vocales… y demás instrumentos nos introducen en un mundo druídico, como si nos acercáramos a un bosque sigilosamente y viéramos tras apartar unos arbustos una tribu desconocida totalmente para la humanidad.

“Wschody”, el corte más largo de esta primera parte, llegando casi a los 11 minutos de duración. Comienza con una fuerte presencia de bajo, mientras voces y alaridos repiten el nombre del tema. Es uno de los temas más místicos de esta primera parte, con una fuerte presencia de percusión normal y tribal, que acentúa las partes, mientras los dos registros vocales intercambian estrofas, en las que priman las melodías de voces sin letra, con una parte intermedia donde elementos black se apoderan de la escena. Otro de los temas más destacados de esta primera parte.

“Ziola”, abre la segunda parte y nos mantiene dentro del espectáculo que THY WORSHIPER nos presentan, un tema ambiental, oscuro y lóbrego, como si estuviésemos en el filo de un acantilado mientras unas nubes de tormenta se hacinan en el horizonte, las olas rompen con fuerza en los espigones y entre los tonos grisáceos, una extraña figura se acerca lentamente hacia nosotros. Tras la tormenta llega siempre la calma y “Slonce” (Sol), amaina nuestro corazón tras la visión que acabamos de tener, con primacía vocal, donde una multitud de voces ponen énfasis a los toques tribales de fondo, pero todo esto sin dejarnos respirar con un toque mágico que te mantiene intranquilo. “Gryzby” (Hongos), nos da la clave, un viaje alucinatorio, progresivo y con la presencia de una estructura musical tan compacta como cambiante, sentimos nuestro rostro, nuestra alma temblar mientras los visones nos atormentan, en una parte final agresiva y desquiciada.

“Dziady”, es la obra cumbre de esta segunda parte, (11 minutos). A un inicio sosegado y tranquilo, le infunden un cambio hacia derroteros blackers, con una percusión cambiante, mientras los riffs nos marcan los pasos a seguir entremezclándose con la dualidad vocal marca de la casa. Quizás sea el tema más enrevesado y progresivo del álbum, en cuanto a composición y estructura nos referimos. THY WORSHIPER, recrean unos pasajes místicos, a la vez que desquiciantes, pero con elementos melódicos y corales que lo mismo te desesperaran, como te tranquilizaran, todo ello mezclado con elementos folks. “Zywot” (Existencia”, pone un toque de calma, donde los violines y la voz femenina de Anna, se entremezclan con una especie de citar y nos lleva hacia el punto y final del disco con “Anielski orszak”, siendo uno de los temas más fuertes, dejando de lado las partes lentas y atenuadas.

THY WORSHIPER, no es un grupo asequible para la mayoría, pero si conseguís adentraros en su mundo místico y druídico lo disfrutareis de la misma forma que la incertidumbre y el nerviosismo se despertará en tu interior con determinadas partes. Personalmente me gusta más la primera parte, con temas como “Marzanna” o “Wschody”.

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