Por Nuel González
Los estilos exprimidos ya hace un par de décadas no son solo el placer de los oyentes maduros del panorama, sino también la manifestación joven y musical de artistas asociados a un perspectiva de inconformismo añejo. Siendo su pronunciación un misterio, el grupo canadiense CRNKSHFT hacen gala de su poderío musical con el enfoque antiguo pero vívido de diversos géneros.
Y es que cuando una banda se presenta con chupas de vaquero y motocicletas clásicas como adrezo representativo resulta imposible confundirse, estamos ante una formación que adora la magia rebelde que ya no se cultiva en demasía.
De su nuevo EP homónimo podríamos decir bastantes cosas, y una de las virtudes que resulta primero es que el vocalista Shane posee una voz que intima con nosotros, adquiere el carisma que muy pocos vocalistas son capaces de recrear y se desfoga con su desgarro pasional. Al estilo de cantantes irascibles pertenecientes al movimiento grunge, como los inmortales NIRVANA o los actuales SEETHER, un enamoramiento inmediato que se vuelve incondicional del que pocos oídos podrán ignorar ese encanto.
Los riffs nos transmiten la efectividad rítmica que nos invita al bailoteo y meneo rockero, un dulce y catatónico estado de pesadez metalera y dinamismo melódico adquirido del rock más duro. En cierta manera reivindican un sonido mixto similar al que buscan los daneses VOLBEAT, temas de grandísima fuerza y contundencia estable. El arranque de los seis temas avecina un desarrollo imparable, cual avalancha de energía con notas que se sacuden entre sí, y la progresión satisface el interés que nos genera esta mezcla de muchos matices que ya hemos presenciado en otros trabajos, pero que CRNKSHFT hace suyo con un carácter personal.
Gritos de desvarío intensificados por las letras, la rebeldía joven de la instrumentación enviciada con cierto toque de distorsión salvaje, la intensidad de lo que busca ser único ejemplarizado durante 20 minutos de desfogada composición.
Un trabajo tremendamente pulido y contundente, incluso tratándose de la versión deluxe resulta corto y demasiado adictivo, los oídos demandan más de un material que escasea como el oro de 24 quilates.
Nota - 8
8
Nota
Un trabajo tremendamente pulido y contundente, incluso tratándose de la versión deluxe resulta corto y demasiado adictivo, los oídos demandan más de un material que escasea como el oro de 24 quilates.