EIGENSTATE ZERO (SWE) «Sensory Deception» CD 2019 (Autoeditado)
Existe una refrán popular que reza de la siguiente manera: “Cuando el diablo no tiene que hacer, con el rabo mata moscas”, para referirse a aquellos que, cuando no tienen que hacer, se dedican a holgazanear o a perder el tiempo en cosas inútiles. ¡Colorea y aprende con Teo!
Y luego están personas como el músico de origen sueco Christian Ludvingsson, la cabeza, el corazón y el alma mater detrás del proyecto EIGENSTATE ZERO. Tal y como él mismo ha declarado, todo comenzó sobre enero de 2018, donde se vio forzado a realizar un entrenamiento para reforzar las articulaciones, así que se enganchó a una guitarra y empezó a escribir los primeros bocetos de lo que luego sería este “Sensory Deception”. Se descargó el Cubase al ordenador y empezó a grabar y construir este álbum. Un año y pico después (noviembre de 2019) salió, por fin, a la luz. ¿Y qué ha salido? Pues un monolítico y apabullante debut de Death Metal técnico y progresivo. Y el año, casi dos, que ha estado Ludvingsson grabando cosas se nota en cada segundo de cada tema.
Porque aquí el amigo abre abrasando con “Fringe” y enseguida te das cuentas de que es Death Metal, de que lleva una parte de Prog y otra de Tech y vuelves a darle mil vueltas al panfletillo del disco hasta que descubres que, en efecto, todo es obra y gracia de Christian Ludvingsson. “1984.2” sigue la estela del inicio pero tiene una vibración muy a lo IN FLAMES, a ese sonido Göteborg que tan buenas sensaciones te deja. Por cierto, que estos dos temas son la introducción a una hora y cuarto de orgiástica instrumentalización y devaneos de la mente del músico sueco. Así que, ahora prepárate para casi doce minutos que dura el siguiente tema, “The Nihilist”; y te lo digo como dato anecdótico, porque cuando acabes de escuchar este tema, ni te habrás dado cuenta y te lo vas a volver a poner para disfrutarlo de nuevo.
A pesar de su larga duración, la creatividad y dinamismo de temas como “Eigenstates” hacen de este estreno un disco que no peca de pesado y monótono. A pesar de los abruptos estallidos de cólera como “Zentropic”, Ludvingsson es capaz de darle una luz y un brillo especial con una serie de arreglos originales que hacen que no pierdas la atención sobre este tema (ese interludio acústico y con voces limpias, ¿eh, cómo te quedas?). Y es que ha sido un año y medio largo germinando, quitando y añadiendo cosas, intentando concentrar el mayor número de ideas en cada uno de los temas, puliendo la gema. Y se nota. Se nota en cada riff, en cada break y en cada surco. “Communion”, como muchos interludios a lo largo del “Sensory Deception”, ofrece un despliegue de artillería muy de la escuela Göteborg, para luego dejar entrever una densidad de composición como si fuese un DEVIN TOWNSEND más encabronado, como en “Godeater”, donde desata el frasco de las esencias y ofrece riffs a medio tiempo y solos de guitarra más melódicos.
Da igual por donde cojas este disco, abruma, convence, te enloquece, te sorprende, se te pasan los diez minutos de “Strangelets” o de “Transhuman” en medio de una tormenta perfecta. Los interludios del primer tema, te recordarán a PESTILENCE, a DARK HALL (con el enormérrimo Steve DiGorgio); los del segundo, a que Ludvingsson se ha tirado perfilando este disco casi dos años y ahí está todo: la densidad compositiva de TOWNSEND, los fraseos más jazzys de las bandas anteriores, pero revestido con la agresión del Death Metal más intelectual y más técnico. “Comatorium” es otro hipnótico tema, que enlaza perfectamente con las concluyentes “Decoherence” y “Warth”. Y para cerrar, “Fringes”.
Todo un descubrimiento. Mientras otra gente se dedica al sopesamiento de bolsas escrotales, Christian Ludvingsson ha pergeñado una bestia llamada EIGENSTATE ZERO y ha cuajado sus ideas en un debut impresionante que, desde luego, poco tiene de “engaño sensorial”.
Puntuación
Nota - 9
9
Nota
Todo un descubrimiento. Mientras otra gente se dedica al sopesamiento de bolsas escrotales, Christian Ludvingsson ha pergeñado una bestia llamada EIGENSTATE ZERO y ha cuajado sus ideas en un debut impresionante que, desde luego, poco tiene de “engaño sensorial”.