IBARAKI (USA) «Rashomon»
Nuclear Blast Records, 2022

Sensei es la palabra japonesa que se utiliza para describir a un maestro, a un sabio o a una persona docta. Por norma general, dicha acepción está muy vinculada a las enseñanzas de las artes marciales. Cuando eres un aprendiz, “el que ha nacido antes” (que esa es su traducción literal) es el que te guía, el que te enseña, el que te descubre el camino y te hace crecer, tanto espiritual como mental y físicamente. ¡Colorea y sigue el camino del guerrero con Teo!
Y cuando uno está ante un sensei, sólo puede actuar con humildad y, si tienes dos dedos de frente, escuchar con atención sus palabras. Pues algo así le paso a Matt Heafy, el ínclito líder de TRIVIUM. A estas alturas de la película, nombrar al músico o a su banda, pues es mencionar una carrera sólida, con momentos destacados y una coherencia sólida como una piedra. Desde 2012 llevaba el bueno de Heafy haciendo cositas y trabajando en un proyecto paralelo a su banda principal. En una de esas conversaciones con otra vaca sagrada como es Ihsahn, al parecer Matt le comentó su idea de grabar un album sobre mitología nórdica, de la cual, al parecer es un enamorado. ¿Y quién no? El ex-EMPEROR entonces actuó como un sensei y recondujo las ideas de Heafy hacia otro sitio. De la mitología nórdica y escandinava ya se ha hablado, ya se ha escrito, ya se ha tocado, así que focalízate en tu propio acervo que es también riquísimo. Heafy es medio japonés; dicho y hecho. IBARAKI sale a la palestra con su primer larga duración, “Rashomon”.
“Hakanaki Hitsuzen” abre con una secuencia muy cinematográfica, como la banda sonora de “El Padrino” ambientada en las pelis de Kurosawa. “Kagutsuchi” enseguida entra a saco con ritmo ágil y depredador, incluso puede que haya por ahí de fondo algún instrumento como el koto, pero este tema es una demoledora mezcla de la característica voz gritona de Heafy, de voces claras, de agresión metálica, de momentos melódicos y etéreos, de buen gusto y de destreza compositiva. “Ibaraki-Doji” sigue por la misma senda. ¿Quizá es aventurado encuadrarlo dentro del Black Metal? No es una idea descabellada, pero hay mucho más. Lo que es indudable es que en cada tema se desgrana la personalidad de Matt Heafy, con una creatividad desbocada, con una sensibilidad, un cariño y una dedicación brutal. Se nota un trabajo meditado y aun así orgánico y visceral. Si no, después de las dos primeras descargas, ¿cómo podríamos entender un inicio de tema tan etéreo como “Jigoku Dayu”? Luego ya entra todo el ataque metálico, con esas complejas progresiones, con esa voz tan característica de Heafy. “Tamashii no Houkai” si es cierto que tiene un toque grandilocuente a lo EMPEROR, pero las partes melódicas y limpias tienen la capacidad de causarte una saturación sensitiva. Algo que se repite a lo largo del disco y que deja esa sensación placentera en la escucha: esto es lo que Heafy quería grabar; lo quería así, con ese sonido, con esos fraseos, con esa vibración… Una honestidad brutal que recorre y articula el trabajo de principio a fin.
Porque metal desgarrado y extremo como “Akumu” te lo vas a tener que comer con doble ración de patatas y gulash, que para algo cuenta con la ayuda, en este tema, de Nergal (BEHEMOTH). ¿Y qué decir de “Komorebi”? Aparte de ser una de esas palabras intraducibles y tan espirituales de la cultura japonesa – literalmente “la luz solar que se filtra entre las hojas de los árboles y los juegos de claros y sombras que aparecen como resultado” – el temazo es, precisamente eso, un juego de luces y sombras que engarza con otro pelotazo como “Ronin”. Boquiabierto tema tras tema. Y sigue y sigue, y suma y suma. “Susanoo No Mikoto” cuenta con Ihsahn, y es uno de esos temas, como muchos otros en este album, que me lleva a recordar a DEVIN TONWNSEND y en esa asombrosa capacidad para conjugar la agresividad, la melodía y lo épico. Y para corroborar que aquí no hay límites creativos, escuchemos el tema de cierre titulado “Kaizoku”.
Así que, en definitiva, tenemos un trabajo de Heafy, que tiene concomitancias con TRIVIUM, por la adoración que tiene el músico por cualquier forma de Metal Extremo. Pero… por fortuna, también hemos tenido la suerte de que Ihsahn haya actuado como sensei del músico y lo haya guiado hacia la mitología nipona. Que si se hubiese ido hacia la escandinava, yo lo habría escuchado y disfrutado de igual manera. Pero no, nos hemos ido hacia el país del sol naciente, a sus historias de ronin y de kami, y el resultado es brillante, totalmente personal, excitante y creativo. Así que repetid conmigo, ¡oh, niños y niñas!: ¡Arigato gozaimasu, Heafy-san!
Puntuación
Nota - 9.3
9.3
Nota
Pero no, nos hemos ido hacia el país del sol naciente, a sus historias de ronin y de kami, y el resultado es brillante, totalmente personal, excitante y creativo. Así que repetid conmigo, ¡oh, niños y niñas!: ¡Arigato gozaimasu, Heafy-san!