Por Jesús Muñoz Caballero
El combo finlandés de Death Grind GALVANIZER inició su carrera en 2013. Un año más tarde, publicaron la Demo «Ground Above». Para 2015 nos llegó su E.P «Horrid Tales of Death…». Su siguiente paso, fue la edición de una nueva maqueta llamada «Rehearsal Tape ’16» en 2016. Finalmente, el 28 de febrero de 2018, el sello Everlasting Spew Records lanzará su primer L.P «Sanguine Vigil». Ahora vosotros queridos lectores, podréis leer la reseña de este álbum.
El line up es: Vili Mäkinen (bajo y voz), Aleksi Vähämäki (guitarra y voz), Nico Niemikko (batería).
Bueno, comenzamos la crítica en 3, 2, 1…. ¡vamos! El debut en forma de Larga Duración de este conjunto es rudo, áspero y sin contemplaciones. Sin embargo, lejos de ofrecer una absurda e inentendible muralla sónica, el grupo nos regala una media hora aproximada de auténtica locura controlada. Como bien decía cierto viejo eslogan de neumáticos «la potencia sin control no sirve de nada», y estos tíos son muy consciente de ello a la hora de componer su música. Las tonadas, cargadas de cambios de velocidad rasantes os destrozará el cráneo, mientras que os golpearán vuestro cuerpo con unas «hachas» absolutamente adictivas. La producción es sucia en su justa medida, añadiendo un artwork aterrador.
Los riffs os arrancarán la piel a tiras. Los hallamos fluidos, a una cuerda, a doble armonía y de clara ascendencia old school hardcore. Respecto a los registros vocales, los predominantes y profundos growls comparten espacio sin ningún problema con pinceladas leves de guturales agudos rasgados. La batería ya os la podréis imaginar. La velocidad manda sobre la contundencia.
Personalmente destacaría «A Painful End for Curiosity» por incluir unas seis cuerdas «melódicas» geniales sobre la mitad final del track. Así es como se debe acabar un redondo hermanos. Grinders del mundo, hacedme caso y prestadle atención a este power trio.
Nota - 8
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Nota
Bueno, comenzamos la crítica en 3, 2, 1…. ¡vamos! El debut en forma de Larga Duración de este conjunto es rudo, áspero y sin contemplaciones. Sin embargo, lejos de ofrecer una absurda e inentendible muralla sónica, el grupo nos regala una media hora aproximada de auténtica locura controlada.
