
Un año más volvíamos a uno de los festivales más importantes a nivel nacional y europeo, Resurrection Fest, llenando las singulares calles de Viveiro, sus parques, sus bares, sus restaurantes, sus supermercados…, de una marabunta metalera, de jóvenes ávidos de metal tras dos años de pandemia, durante cinco días seguidos en la que sin lugar a dudas ha sido la edición más complicada de todas, por la caída de bandas, la organización del evento, los precios… Una edición singular que dio que hablar a diario, sobre todo por todo lo acontecido con KORN, quienes al final se cayeron del cartel tras mover todas las bandas restantes de horario y crear un sinfín de confusiones hasta bien entrado el día. Diecisiete años al pie del cañón, donde mejoraron muchas cosas, pero en otras fallaron, que a buen seguro harán autocrítica y las solventarán en ediciones futuras y a pesar de todos los contratiempos la organización sacó adelante esta edición con mucho trabajo y esfuerzo.
Una de las cosas imprescindibles y que por fin se subsanó, fue el servicio de autobuses a los diferentes campings y zonas el día del WARM UP, por primera vez pudimos disfrutar de un servicio cómodo asequible y que, tras largas horas de pie, todos los asistentes aplaudían, al quitarnos una larga caminata, además el resto de días funcionó a la perfección, con colas no superiores a 20 minutos, dada la afluencia de gente, eran casi perfectas. Aunque no fue lo mismo para el camping B, en los que se decidió prescindir de este servicio a ultima hora, una experiencia que muchos tardarán en olvidar por la larga caminata hasta el festival.
Otro de los aspectos mejorados y de los pocos lugares en los que se da, fue la limpieza y la abundancia de servicios, en los que fueras cuando fueras estaban limpios y casi en ningún momento había colas para nadie, al igual que en las barras, donde la espera para consumir era mínima. No ocurría igual a la hora de comer, siendo la cena más complicada, aunque al mediodía fue super rápido.
Sin embargo en otras cosas ha habido pequeños problemas, como en el merchandising, no es solo que hayan quitado toda la zona del market, que te servía para comprar parches, camisetas, pulseras…, además de desahogarte y relajarte paseando por los diversos puestos, que tras unos años complicados de escasez de ventas les hubiera venido de perlas a todos, es que en el puesto de merch oficial, el primer día durante la fiesta de presentación se agotaron el 80% de las camisetas oficiales de este año, con lo que la gente que venía al festival se quedaron sin ellas, no habiendo reposición por su parte.
Otro de los hándicaps, fue la subida del token de 2 euros a 3, con lo que los precios se dispararon, en comida y bebida, eso sí, se permitía la entrada de comida al recinto, una alternativa muy interesante y aplaudida. Lo mismo ocurría con los horarios publicados muchos días cuando ya estaban comenzadas las actuaciones y viendo que se iban sumando caídas de bandas y siendo sustituidas por otras muy rápidamente, menos KORN, día en el que nos quedamos sin cabeza de cartel y sin posibilidad de sustituirlo, al igual que REGARDER LES HOMMES TOMBER. Incluso los varios cambios por KORN, motivaron que hubiera tres escenarios a la vez tocando, cuando lo normal son dos y así poder ver a más bandas, cosa que podrían haber vuelto al horario inicial una vez ya sabiendo que los americanos no vendrían y no solapar tantas bandas.
Fueron más de una decena de bandas las que se cayeron y no todas se pudieron sustituir, aun así, hay que darle la enhorabuena a la organización por intentar suplir en 24 horas a la mayoría de ellas pues no tiene que ser nada fácil a nivel logístico realizar estos cambios.
WARM UP
Se notaba que había muchas ganas de festival, de Resurrection Fest, porque la fiesta de presentación se convirtió en un día más del festival, siendo la más multitudinaria de todas sus ediciones, habilitando para ello todo el recinto al completo y desarrollándose en los dos escenarios principales.
BOLU2 DEATH
Fueron los encargados del pistoletazo de salida con dos temazos “Flores” y “Love Song”, tal fue el ímpetu de inicio que su vocalista Mario se dio un golpe con el micrófono en el labio y estuvo sangrando en los primeros instantes, pero nada que impidiera la fiesta que montaron desde el inicio, con un sonido impecable y un setlist repleto de hits, como “Nace, Crece y Muere”, “Dystopia” o el tremendo final con “Dance Core Party”, incluyendo un trocito de su cover de ROSALIA. Enorme bolo, con un Fer al bajo muy activo, una batería aplastante con las baquetas de Txus y como no las guitarras de Pepelu, BOLU2 DEATH, animo a la gente desde principio con circle pits y walls of death, empezando a desfogar las ganas de estos últimos años en un escenario abarrotado desde primera hora.
ONZA
Dándonos la vuelta, el escenario principal acogía su inauguración con ONZA, el grupo del cantante de DESAKATO, Pepo, que tras su introducción en la que nos explicaba el nombre del grupo, una leyenda mejicana, sobre una bestia devora hombres, desataron su rock urbano, canalla y festivo con un gran despliegue de energía, en el que presentaron su EP de 2019 homónimo, descargando temas como “Suicidiota”, la brutal “Sin Miedo” o “Onza”, un estilo diferente dentro del Resurrection, pero que fue del agrado de todos.
SERRABULHO
Con estos portugueses la fiesta está asegurada, un concierto frenético, esquizofrénico que entremezclaba electrónica y grindcore, como ya anticipaba su telón de fondo una sábana pintada a spray que rezaba “Rave Party”. Un duendecillo y unas animadoras eran constantes en el escenario, tirando durante toda la actuación infinidad de hinchables, pelotas, helados gigantes, unas alas enormes, almohadas que dejaban plumas por todos lados, confetis… un frenesí que despertó entre el público ese síntoma de fiesta loca, mientras otros observaban lo que ocurría entre las tablas sin entenderlo bien y con un sonido un tanto elevado que no diferenciándose bien los instrumentos, pero el grindcore es así; eso sí, la mitad del presupuesto se lo dejaron en attrezzo e hinchables, mientras se sucedían circle pits y el ass of death, si sí, el culo de la muerte, que enfrento al revés a los participantes, así como su tradicional subida de mujeres al escenario mientras sonaba “B.O.O.B.S.”, entre “Fecal Torpedo”, “Don´t Fuck With Krusty” o Congro”.
BLEED FOR WITHIN
Y llegó el momento del bolo del día, de ascendencia escocesa, BLEED FOR WITHIN, se comieron el Warm Up con creces, además de ser uno de los géneros más demandados año tras año. Presentaban su más reciente trabajo “Shrine”, que sin lugar a dudas es uno de los mejores de su carrera y lo trasladaron a la perfección a un público más que entregado que abarrotaba el Main Stage. Con un sonido de 10, no ocurriría lo mismo con el cabeza de cartel, Scott Kennedy lo dio todo sobre las tablas y debajo de ellas, pues se bajó a cantar sobre el público.
“Levitate”, “Fracture” o “Pthfinder”, reventaron las tablas, poniendo un broche de oro con “The End Of All We Known”. Seguro que salieron con muchos nuevos seguidores tras su actitud profesional en el escenario, siendo el concierto del día y uno de los mejores del festival.
ALIEN WEAPONRY
La nota exótica la pusieron los neozelandeses ALIEN WEAPONRY, aunque el pistón lo bajaron pues su música no es tan festiva como sus predecesores, y ya la sorpresa no era tan grande como cuando estuvieron en 2019. Aun así, su concierto fue muy correcto, con la dupla formada por Lewis de Jong (guitarrista) y Türanga (bajo), que sonaban como diez, la actitud tribal maorí y el neozelandés se apoderó de un escenario principal abarrotado, para escuchar temazos como “Kai Tangata”, “Raupatu” o “Tangaroa”, muy disfrutado por los asistentes.
BULLET FOR MY VALENTINE
Desde Gales a Viveiro para reventar el escenario, es lo que hicieron BULLET FOR MY VALENTINE desde el inicio con “Your Betrayal”, lo que dejaba muy claro que habían venido para encumbrarse, y vaya si lo hicieron. Sonaron grandes clásicos como “Waking The Demon” o “Scream My Fire”, entremezclados con otros más actuales como “Shatter” o su ya mítica “Tears Don´t Fall”. Y es que el tándem que forman Matt Tuck y Jamie Mathias suena a la perfección en directo, creando un momento único que paso casi sin darnos cuenta entre los asistentes que disfrutaban con cada corte. Uno de los conciertos del festival.
DEFTONES
Y llegó la hora del cabeza de cartel, de uno de los grupos más esperados en Viveiro, DEFTONES, aunque no fue todo oro lo que reluce. Casi los 5 primeros temas los problemas de sonido fueron continuos y a Chino Moreno casi no se le escuchaba, además de no estar a buen nivel vocalmente, pero que se iba subsanado con grandes clásicos desde la inicial “Genesis” hasta “My Own Summer (Shove It)”, la cual me trasladó a mi adolescencia, mientras se iba arreglando el sonido, una pena. Eso sí, la actitud en las tablas de Chino Moreno es increíble, moviéndose constantemente, saltando, llenando el escenario de izquierda a derecha e intentando disfrutar del momento. Temazos como “Diamond Eye”, “Ohms” o “Lotions”, maquillaron una actuación que no será recordada como de las mejores del Resurrection Fest, eso sí, DEFTONES pisaron Viveiro.